Una vez alguien dijo: "descubrir la biblioteca de Albendea ha sido como encontrar un oasis". Hemos cumplido 10 años y aquí seguimos, intentando crear y recrear este espacio de encuentro, encuentro con otras personas, otros paisajes y tal vez con uno mismo, ojalá. Si decides entrar, por favor, pasa sin llamar: la biblioteca es el lugar donde duermen los libros, despiértalos en silencio. Gracias.

sábado, 4 de diciembre de 2010

El hombre que plantaba árboles



"El pastor fue a por un saquito y vertió un montón de bellotas sobre la mesa. Comenzó a inspeccionarlas, una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. ... Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, puso fin a la labor y se acostó.

Aquel hombre irradiaba paz. Al día siguiente le pregunté si me podía quedar un día más. Le pareció lo más natural, o, para ser exactos, me dio la impresión de que nada podía desconcertarlo. No es que tuviera una necesidad imperiosa de descanso, pero había despertado mi interés y quería saber más acerca de él. Abrió el redil y se llevó el rebaño a pastar. Antes de irse, sumergió en un cubo de agua el saco de bellotas cuidadosamente contadas y seleccionadas... Advertí que a modo de cayado empuñaba una vara de hierro gruesa como un pulgar y de metro y medio de longitud... Entonces comenzó a clavar la vara de hierro en la tierra, abriendo agujeros en los que plantaba una bellota; luego rellenaba el agujero. Así plantaba robles... Plantó las cien bellotas con sumo cuidado... Llevaba tres años plantando en aquel desierto. Había plantado ya cien mil bellotas. De las cien mil, veinte mil habían germinado. De las veinte mil, contaba con perder la mitad a manos de los roedores y de los impredecibles designios de la Providencia. Así pues, todavía quedaban diez mil robles con vida donde antes nada crecía... A su parecer aquella tierra se estaba muriendo por la ausencia de árboles. Agregó que , a falta de otra ocupación más apremiante, había decidido poner remedio a aquel estado de cosas".
"Jean Giono, uno de los mayores escritores franceses del siglo XX, cuenta en este hermoso relato la historia imaginaria del solitario pastor que, con total desinterés y sin esperar recompensa alguna, plantó cientos de miles de árboles y transformó una tierra yerma en un paraíso. Un canto de amor a los árboles y al silencioso mundo vegetal que purifica y renueva la tierra y nos reconcilia con la muerte".
EL HOMBRE QUE PLANTABA ÁRBOLES. Jean Giono. Ilustraciones de Michael McCurdy. José J. de Olañeta, Editor. Año 2004.



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